Amazonia, por Doris Naffah

Selva

La línea de su gran hocico termina en una especie de sonrisa perenne. Pareciera alegrarse de verme, tanto como yo me alegro de haberme topado con ellos. Se mueve en el agua sin ninguna dificultad, buscando más hojas para calmar el hambre que deja la maternidad. Ahora entiendo por qué los antiguos marineros los confundían con mujeres...